Seguro que te suenan estas frases, bien porque te las decían a tí en la infancia o bien porque has oído a alguien decírselo a algún bebé o niño pequeño en algún momento:
- ¡Que viene el avioncito!
- Venga, dos bocaditos más y ya está.
- ¡La última cucharadita y ya terminamos!
- Una para el nene…y una para mamá! Venga! Otra para el nene…y otra para papá!
También puede que se recurra a veces a otros métodos como distraerle, ya sea con dibujos, canciones, acercándole una cuchara con algo que le gusta y luego metiéndole una cuchara con algo diferente…Y, aunque no nos demos cuenta, mucha veces se termina recurriendo también a:
Amenazas:
- Si no te lo comes no iremos al parque.
- Si no te lo comes no vendrá el perrito a jugar.
- O te terminas el plato o habrán dibujos luego.
- Si no te lo terminas, luego no comerás helado y los demás sí.
Mentiras:
- Si no te lo terminas, ¡no crecerás!
- ¡Tienes que comer mucho para ponerte fuerte!
Chantaje emocional:
- Si no comes un poquito más el abuelito se pondrá triste.
- Come un poco más que hay niños que no tienen comida.
Comparaciones:
- Mira a tu hermano, qué bien come y lo mal que comes tú.
- Mira esa nena qué campeona, se ha terminado el plato y tú no.
Regañar:
- No has comido nada, muy mal.
Chantaje con premio:
- Si te lo terminas luego te saco un yogur de fresa.
- Si comes un poquito más luego jugamos a lo que tú quieras.
Insistir:
- Venga come.
- No has comida nada, comeun poquit más ¿vale?
- Venga, solo dos cucharaditas más.
Alagar:
- Te lo has comido todo ¡muy bien!
- ¡Cuánto has comido hoy! ¡eres un campeón!
Ofrecer alimentos poco saludables para “compensar” porque han comido poco:
- No ha comido casi nada, dale un par de galletas para que al menos coma algo.
- Sácale un yogur de fresa que ha comido muy poco.
- Como ha comido poco, voy a darle un zumo que se lo bebe sin rechistar.
Todas estas estrategias puede que funcionen a corto plazo, es decir, puede que se consiga que el niño coma un poco más. Pero, reflexionemos un poco…¿por qué tienen que terminarse el plato? ¿por qué lo que han comido es poco? ¿quién sabe con certeza qué cantidad es la adecuada?
MOTIVOS POR LOS QUE LOS NIÑOS NO COMEN O RECHAZAN LA COMIDA
La realidad es que, en la gran mayoría de los casos, los niños no comen poco sino que simplemente no cumplen con las expectativas de sus padres, abuelos, monitores de comedor…Los bebés y los niños pequeños tienen un sistema de regulación hambre-saciedad que funciona muy bien. ¿Por qué motivos un niño puede negarse a comer en determinadas situaciones?
- No tiene hambre
- Ha comido un poco y ya no tiene más hambre
- Está enfermo
- No le gusta la comida
Y sí, todos estas posibilidades son motivos de peso. Piénsalo: ¿verdad que es muy desagradable que te obliguen a comer cuando no tienes hambre, cuando no tienes apetito por estar enfermo o cuando algo no te gusta? ¿verdad que no forzarías a un adulto invitado a comer en tu casa en ninguna de estas situaciones? Entonces, ¿por qué nos parece correcto hacer esto con los niños?
También quiero mencionar que estas prácticas llegan a menudo a límites surrealistas. Yo misma he sido testido de cómo padres obligan a sus hijos a terminarse un alimento o producto insano. Os muestros los dos ejemplos que más perpleja me dejaron:
- Un niño pidió una bebida azucarada de naranja (evito poner la marca a propósito), bebió un par de sorbitos y no quería más. Su madre le dijo: me has hecho comprarlo, ahora te lo terminas.
- Estando en una sala de espera, una niña de unos 18 meses le pide a sus padres algo de una bolsa. Al abrir la bolsa, veo que está llena de chucherías, barritas de chocolate, papas etc… La peque pide un huevo de chocolate que va relleno por dentro y que contiene una cucharita. El padre comienza a darle cucharaditas y la peque abre la boca. Después de 3-4 cucharaditas, la niña pierde interés, no quiere más y empieza a corretear por la sala jugando y entreteniéndose con otras cosas. El padre la persigue con el huevo, metiéndole cucharaditas en la boca hasta que consigue que se lo termine.
Sé que ningún padre/madre somos perfectos y no voy a ser yo la que os diga que vuestro hijo nunca debe/puede comer algún alimento poco saludable. En la sociedad en la que vivimos, donde estos alimentos están por todas partes, es prácticamente una utopía pensar que nuestros hijos sólo van a comer alimentos saludables. Además, restringir o prohibir continuamente estos alimentos poco saludables también puede tener consecuencias negativas, pero esto es otro tema en el que no quiero entrar ahora. Pero con esos dos ejemplos, mi intención es explicar que NUNCA hay que insistir u obligar a un niño a comer pero menos aún obligar a que coman o se terminen un alimento que es dañino para su salud. ¿Qué necesidad hay? Ninguna. Si tu hijo pide un helado y a mitad te dice que no quiere más, pues mejor, ¿no crees?.
CONSECUENCIAS DE OBLIGAR A LOS NIÑOS A COMER
Es probable que algunos padres piensen que estas estrategias de insistir o forzar (aunque sea ligeramente) son positivas porque consiguen que el niño coma un poquito más y que de esa manera estará mejor nutrido. Sin embargo, la realidad es muy diferente. El forzar a un niño a comer por encima de su apetito y/o necesidades puede tener consecuencias muy negativas:
- Mayor riesgo a largo plazo de padecer obesidad.
- Mayor riesgo de padecer transtornos de la conducta alimentaria.
- Alteración del control conductual a corto plazo de los niños sobre la ingesta de alimentos.
- Varios estudios longitudinales han mostrado que un control y presión elevados por parte de los padres por comer se asocian con una menor ingesta de frutas y verduras y una mayor ingesta de grasas en la dieta de las niñas.
- Un estudio sobre las prácticas de alimentación infantil, observó que insitir a los niños a comer en base a la cantidad de comida que hay en el plato promueve un mayor consumo y hace que los niños sean menos sensibles al contenido calórico de los alimentos consumidos. Es decir, terminan siendo menos capaces de reconocer cuándo están saciados, por tanto, comen más de lo que realmente necesitan.
- Presionar a los niños para que se coman las verduras como condición para poder levantarse de la mesa o para recibir el postre puede conducir en última instancia al rechazo de dichas verduras.
- Obligar a comer puede predisponer al niño a la aversión a ciertos alimentos. De hecho, es algo que observamos en muchísimos adultos. ¿No os suenan frases como?: “ufff, no puedo con las judías verdes porque de pequeño me obligaban a comérmelas”.
Por otro lado, en el estudio de Orrell-Valente et al. titulado: “Just Three More Bites”: An Observational Analysis of Parents’ Socialization of Children’s Eating at Mealtime (que podemos traducir como “Solo tres bocados más”: un análisis observacional de la socialización de los padres sobre la alimentación de los niños a la hora de comer) concluyen lo siguiente:
(1) los niños tienen una capacidad innata de autorregulación energética y pueden reconocer y responder a sus señales internas de hambre y saciedad;
(2) las señales externas (por ejemplo, el control de los padres) pueden alterar potencialmente la capacidad innata de reconocer y responder a las señales internas;
(3) la responsabilidad de los padres radica principalmente en proporcionar alimentos nutritivos y determinar cuándo servir estos alimentos;
(4) se debe permitir que los niños elijan qué y cuánto quieren comer de una selección de alimentos saludables;
(5) el uso de alimentos como recompensa o amenaza probablemente infunda ciertos alimentos (por ejemplo, postres) con un valor especial. Es decir, si decimos algo como: “si te comes el brócoli, luego te saco unas natillas”, estamos dándole al brócoli una connotación negativa (al obligarle a comerlo) y convirtiendo las natillas en algo especial y bueno, porque lo equiparamos a un premio, cuando en realidad se trata de un alimento malsano.
¿QUÉ DICEN LOS EXPERTOS?
Varias organizaciones y asociaciones expertas en nutrición infantil coinciden en que no hay que obligar a comer a los niños e insisten en que tanto bebés como niños tienen una capacidad innata para regular la cantidad de alimentos que necesitan. Entre éstas podemos mencionar a la Organización Mundial de la Salud, la Academia de Nutrición y Dietética, la Asociación Americana de Pediatría y el Instituto de Medicina de los Estados Unidos. También lo indica el Manual de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría y el documento La alimentación Saludable en la primera infancia de la Agencia de Salud Pública de Cataluña. Todas están de acuerdo en que estas conductas son totalmente contraproducentes.
Por tanto, es necesario educar a madres y padres, abuelos y cuidadores de comedor sobre las consecuencias de estas conductas de coacción para que eviten utilizarlas con la finalidad de que un niño coma. También es importante que entiendan que es muy probable que sus hijos no cubran sus expectativas en cuanto a cómo comen, qué comen o qué cantidad comen. El apetito de los niños pequeños es bastante impredecible y errático, tal y como indica el Comité de Nutrición de la Academia Americana de Pediatría. Hoy comen mucho y los próximos días poco. Hoy se comen el brócoli y dentro de una semana no. Es un comportamiento muy habitual a estas edades tempranas.
NO SOLO EN CASA…TAMBIÉN EN LOS COMEDORES ESCOLARES
También es sabido que estas prácticas no solo quedan en casa sino que son muy habituales en colegios y escuelas infantiles. A menudo, el personal y monitores de comedor obligan, coaccionan o castigan a los niños para que se terminen el plato. Cosas como:
- No poder salir al recreo o levantarse de la silla hasta que terminen determinada cantidad o alimento del plato.
- No permitirles empezar el postre hasta que hayan terminado parte o la totalidad del primer y segundo plato.
- Obligar a comer hasta el punto de hacer al niño vomitar (es surrealista pero sí, se dan casos así).
Todas estas prácticas son una falta de respeto total hacia el niño, hacia su cuerpo, su capacidad innata de regular su apetito y su derecho a tener gustos y aversiones al igual que tenemos los adultos. Estas situaciones suponen una carga emocional brutal sobre ese niño, de la misma importancia que las consecuencias negativas que tienen estos actos a largo plazo. La Agencia de Salud Pública de Cataluña elaboró un documento dirigido especialmente a comedores escolares con consejos para evitar este tipo de situaciones y donde deja bien claro que deben ser los niños quienes decidan la cantidad de alimento que quieren ingerir. Podéis encontrar el documento aquí: https://salutpublica.gencat.cat/web/.content/minisite/aspcat/promocio_salut/alimentacio_saludable/02Publicacions/pub_alim_inf/acompanyar_apats_infants/acompanyar_apats_infants_castella.pdf
EN RESUMEN…
- Es responsabilidad de los padres y comedores escolares: Ofrecer alimentos saludables en cantidad y variedad suficientes.
- Es responsabilidad de los niños: Elegir qué comer y qué cantidad comer de esa oferta de alimentos.
Y RECUERDA:
Comer mucho NO es portarse bien.
Comer poco NO es portarse mal.
Los niños no comen “mucho” o “poco”. Comen más o menos en función de sus necesidades. Dejemos de calificarlos a ellos (malos/buenos comedores) y a su comportamiento (se ha portado bien/mal) en función de la cantidad de alimentos que ingieren.
PERO ENTONCES…
¿Significa esto que no tengo que ponerle en el plato alimentos que rechaza? No, para nada, porque de esa manera lo que conseguimos es ir restringiendo su alimentación cada vez más. Los niños necesitan una exposición repetida a los alimentos para promover su aceptación. Lo importante, es no obligarles a comerlos si no quieren.
¿Significa todo esto que si mi hijo come muy pocos alimentos o es muy selectivo, no tengo que hacer nada? Tampoco. Hay muchas estrategias para conseguir estimular el interés de los niños por probar aquellos alimentos que rechazan. Sin embargo, obligarles, coaccionarles, engañarles o chantajearles NUNCA es la solución.
Si te preocupa la alimentación de tu hijo porque te da la impresión de que come muy poco o porque crees que es excesivamente selectivo, contacta con una dietista-nutricionista pediátrica para que valore su alimentación y pueda darte estrategias respetuosas para fomentar el interés por la comida.
Artículos de interés:
Si queréis saber más sobre este tema, os dejo dos artículos de gran valor de Julio Basulto, maravilloso dietista-nutricionista:
No quiero que obliguen a comer a mi hijo en la escuela. ¿Qué puedo hacer?
¿Crece porque come o come porque está creciendo?
Referencias:
Savage JS, Fisher JO, Birch LL. Parental influence on eating behavior: conception to adolescence. J Law Med Ethics. 2007;35(1):22-34.
Orrell-Valente JK, Hill LG, Brechwald WA, Dodge KA, Pettit GS, Bates JE. «Just three more bites»: an observational analysis of parents’ socialization of children’s eating at mealtime. Appetite. 2007;48(1):37-45.
Fox MK, Devaney B, Reidy K, Razafindrakoto C, Ziegler P. Relationship between portion size and energy intake among infants and toddlers: evidence of self-regulation. J Am Diet Assoc. 2006;106(1 Suppl 1):S77-S83.
Gilmore, Linda (2006) “You’re not leaving the table until you’re finished”: Problem Eating Behaviours and Mother-Child Conflict during Early and Middle Childhood. In Katsikitis, Mary, Eds. Proceedings Psychology Bridging the Tasman: Science, Culture & Practice, Auckland, NZ. Disponible en: http://eprints.qut.edu.au/6733/1/6733.pdf
Leung AK, Marchand V, Sauve RS; Canadian Paediatric Society, Nutrition and Gastroenterology Committee. The ‘picky eater’: The toddler or preschooler who does not eat. Paediatr Child Health. 2012;17(8):455-460.
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